miércoles, 2 de mayo de 2018

Me encantan las personas que abrazan con la mirada

Me encantan las personas que abrazan con la mirada. Las que sin decir nada, y cuando todo está en silencio, son capaces de acompañar mis momentos más duros. Esas que con el brillo de su mirada transmiten un sinfín de emociones y me ayudan a recoger mis pedazos rotos. Sin exigirme, sin presionarme, tan solo acompañándome.

Personas hogar, personas con magia, personas que se definen por su gran corazón, ese que no les cabe en su pecho. Expertas en despertar calma y especialistas en ayudar a volar, a brillar y a contagiar su luz. Amigas de la bondad y la esperanza, pero sobre todo, del amor hacia los demás.
Las personas que abrazan con la mirada no solo me encantan, sino que las admiro. Son mi ejemplo a seguir y mi más preciado tesoro.

Personas con magia

Adoro su magia, su facilidad para transmitir serenidad, para inspirar y para hacer sentir que cada momento con ellas es único. Son cuidadosas, educadas y con un gran sentido de la responsabilidad y el respeto.
A pesar de que abracen con sus miradas y sean expertas en el lenguaje de los gestos, sus palabras siempre aparecen en el momento adecuado. Nunca dicen de más, pero tampoco de menos. Son como una especie de semilla que regalan a los demás, para que en su interior vaya creciendo una bonita flor: la autoestima. Una valoración que solo florecerá si cada uno se encarga de regar y cuidar.
Precisamente su magia es esa, la habilidad de conseguir cosas extraordinarias desde la sencillez y la humildad, sin mostrar su secreto, que no es otro que su sabiduría interior. Su mayor estrategia es el dominio del silencio para generar sentimientos, coser heridas y enseñar a los demás cómo hacerlo. Pero también abrazar desganas, tristezas y desánimos. Su presencia es como un refugio porque son artífices de un manto invisible de calma y seguridad, sensaciones unidas por los hilos del afecto.
“Hay personas mágicas. Te lo prometo, las he visto. Se encuentran escondidas por todos los rincones del planeta. Disfrazadas de normales. Disimulando su especial forma de ser. Procuran comportarse como los demás. Por eso, a veces, es tan difícil encontrarlas. Pero cuando las descubres ya no hay marcha atrás. No puedes deshacerte de su recuerdo. No se lo digas a nadie, pero dicen que su magia es tan fuerte que si te toca una vez, lo hace para siempre”.
-Autor/a desconocido-

Especialistas en traer luz a los días nublados

Las personas que abrazan con la mirada no solo se distinguen por su magia, también su luz es un signo que las identifica. Esa radiación de bondad que brilla a kilómetros de distancia y que hasta con los ojos cerrados puede sentirse por su profunda intensidad, por la vibración interior que provocan.
Son especialistas en detectar los días nublados de los demás, esos en los que escasea la alegría, la motivación se ha marchado y es la tristeza la dueña del ánimo. Lo mejor de todo es que no prometen arco iris, ni fuerzan a ser felices, simplemente escuchan y por supuesto, hacen sentir escuchado, validado y comprendido. Te hacen sentir querido.

Este tipo de personas iluminan en la oscuridad, pero no nos obligan a encender nuestra luz porque saben que el conocimiento de los días nublados también es necesario. Sin embargo, la contagian. Tanta es su paciencia, su capacidad de dar libertad y margen de error, de empatizar con las historias de los demás, que parecen seres de otro planeta.
Tienen una sensibilidad especial para conectar, para generar confianza e interesarse por los demás. Tan solo hay que mirarlas a los ojos para descubrirlo. “Estoy aquí“, “no te preocupes” son expresiones frecuentes de su mirada, su sello de identidad y el sostén de muchas personas.
Ahora bien, si hay algo que saben muy bien es que a pesar de estar ahí, nunca van a hacer nada en detrimento del crecimiento de los demás. Por esta razón, no van a sobreprotegerni a provocar la evitación o la huida, son más bien del pensamiento de que, una vez reconstruida, la persona es la que tiene que continuar su camino.
“Hay que fijarse en los detalles. Ellos siembran nuestra vida de piedrecitas que nos guían”.
-Katherine Pancol-

Las personas que abrazan con la mirada son ese tipo de personas inolvidables. Lo mejor que podemos hacer con ellas es cuidarlas, regalarles nuestro tiempo y, por supuesto, valorar lo que hacen. Porque aunque su afecto sea infinito también se merecen recogerlo de nuestra parte. Cuidemos a quien nos cuida, porque se lo merecen y porque también lo necesitan. Además, es la única forma de fortalecer vínculos de acero inolvidable.
Gracias personas bonitas, gracias personas con magia. Gracias por regalarnos el tesoro de vuestra compañía.

Un artículo escrito por Gema Sánchez Cuevas y, recibido vía Vallebro.com

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