Si te postran una vez te levantas…
Otras diez…otras cien…otras quinientas…
No han de ser tus caídas tan violentas…
Ni tampoco por ley han de ser tantas!!
Almafuerte (Pedro Bonifacio Palacios)
Es una constante a lo largo de diferentes épocas, personalidades destacadas que fracasaron en sus “empresas” más de una vez y también se levantaron, dejando constancia de su carácter y su obra. Les pasó a mentes como Leonardo o más modernas como Edison. Pero todas ellas, tuvieron la ayuda que únicamente proviene de la fuerza interior del espíritu humano.
¿Cómo puede Ud. hacer para fortalecer esa fuerza interior que hace que no desmaye ante la adversidad? Y más aún, ¿cómo puede Ud. hacer para levantarse después de haber tenido más de una caída (fracasos)?
Lo primero que debemos hacer es mirarnos a nosotros mismos (hacia dentro) con la finalidad de revisar nuestros principios y valores. Para ello, nada mejor que una caminata por un gran parque o espacios abiertos como tantos que hay en el campo. Pero no se preocupe: en caso de que cerca de su empresa no hay un parque, basta con salir a caminar y dar una vuelta manzana. Quizás dos.
No es necesario irse unos kilómetros de la ciudad (sería el ideal), porque con que simplemente sea su mente la que “salga de paseo” le permitirá tener una visión distinta de las mismas cosas que Ud. a diario está viendo, o mejor aún, empiece a ver cosas (comprender) que en el trajín diario no se percata, no le presta atención, pero terminan siendo importantes, tales como el estilo de diálogo que mantiene con compañeros, el tipo de bromas, etc. Las actitudes que puedan para Ud. pasar inadvertidas, a lo mejor son decisivas cuando reflexiona sobre ellas.
Es frecuente que Ud. incluso menosprecie cosas tales como su descanso, su tiempo de reflexión y lo mejor de todo, esa respiración profunda que le hace renovar el oxígeno del cerebro y da nueva vitalidad a toda su fisiología. Así de simple. Esto se logra caminando despacio (no lento) y respirando profundo. Esto lo expliqué en el blog del 13 de junio de 2013 “Los diez minutos que salvaron mi vida. Sepamos liderarnos a nosotros mismos”
En este hablaba de la importancia de practicar la gimnasia respiratoria profunda para mejorar toda nuestro sistema fisiológico. Hoy vamos a más: también exploramos el beneficio en la estabilidad emocional porque es un ejercicio (deberíamos definirlo como un método) que nos permite recomponer las ideas especialmente cuando estamos sometidos a mucho estrés. Cuando estamos encerrados en nosotros mismos actuando siempre con nuestra forma de responder ante las “agresiones” externas (simplemente las cosas que ocurren, algunas buenas, otras malas) que hacen que estemos siempre en tensión.
¿Es que este método reacomoda los principios que tenemos? ¿No es que no debemos cambiar nuestros principios y valores?
Correcto. Nuestros principios son los que son. Pero esto no es óbice, para que los revisemos de cuando en cuando, especialmente cuando estamos notando que algo no funciona bien en nuestro trabajo, dependamos de las órdenes de un jefe o seamos nosotros los que las damos. No importa. Nuestra forma de conducirnos en la vida viene dada por esas reglas que aplicamos casi de manera inconsciente, incluso, aplicando algunas que son nocivas para las relaciones interpersonales, como los tópicos y los prejuicios.
Nos preocupa siempre lo que los demás piensan de nosotros en vez de preocuparnos más por ver cómo pensamos nosotros realmente, dándonos el valor que tenemos en realidad. No implica ignorar al otro, sino no condicionar nuestras acciones y nuestra vida a opiniones que están afectando esos valores internos.
Por eso, al revisarlos haciendo introspección, estamos validando una vez más los mismos principios a los que nos aferramos, pero con la diferencia, que como cuando tenemos que resetear la CPU del equipo, estamos en este caso actualizando un poco nuestras formas de pensar y actuar para que nos den mejores beneficios, que nos eviten conflictos innecesarios y que no eleven injustificadamente nuestros niveles de estrés.
Entonces, caminando y reflexionando al respecto en esta primera fase del método, debemos encarar la segunda fase, que es desde nuestros principios y valores que hemos revisado, mirar nuevamente ese entorno que tenemos a diario a nuestro alrededor, compañeros de trabajo, responsabilidades, obligaciones que hemos asumido y un largo etcétera, y hacerlo con una actitud diferente, lo que técnicamente llamamos VISIÓN, o sea cómo vemos ese entorno, pero ajustándolo lo más posible a nuevas realidades, situaciones que estamos percibiendo como complicadas y que tendremos que enfrentar (plano laboral y/o personal), pero exigiéndonos una NUEVA VISIÓN que contemple todas y cada una de las variables que entran en juego.
Son muchas y el peligro es que mutan, porque el cambio al que estamos sometidos a diario nos pone a prueba con estas mutaciones. Debemos reaccionar de entrada con una visión ajustada a la nueva realidad y tratar de (como en una lente de un microscopio) ajustarla lo más que podamos a todos aquellos datos sobre los que estamos pensando (de ahí la importancia de estar tranquilos y reflexionar), además de estar apoyándonos sin lugar a dudas, en los valores que ya hemos revisado en la primera fase.
Es notable el efecto que este método produce en las personas. Aunque nos limitemos sólo a dos vueltas manzanas, tranquilos y observando el barrio, negocios, cualquier cosa que ponga nuestra atención en cero para que nos permita hacer el ejercicio de reflexión. Caminar y respirar profundo es un método tan antiguo como el hombre mismo. Lo practicaban en la Grecia clásica y en Roma. Los escolásticos leían y estudiaban generalmente caminando. Es que la posición de estar en pie o estar caminando, por nuestra propia estructura física, nos facilita prestar atención.
Después de 10 ó 15 minutos de aplicar este método, los resultados son sorprendentes:
1º Como en una batería descargada, se ha regenerado la energía.
2º El típico ritmo acelerado del corazón y esa sensación de agobio, han desaparecido. La gimnasia respiratoria es fundamental.
3º Cuando retoma Ud. sus tareas lo hace con naturalidad, pero sabiendo que ha podido “encajar” los golpes recibidos, las caídas o fracasos, porque ha asimilado tanto la derrota como que ha sabido encontrar el camino de salida. Se ha preparado para seguir andando y olvidar el tropiezo y el mal rato.
4º Su visión del entorno a mejorado y sus relaciones interpersonales con el equipo y el resto de personal, habrán mejorado porque Ud. ha comprendido la importancia que tiene lo que Ud. cree está bien hecho y su forma de actuar que es la correcta y no estando pendiente tanto de los demás.
Lo más importante: no compute los fracasos, sino las veces que ha reencaminado su actividad y en general su vida. Y el valor fundamental: su familia, su entorno más íntimo, compañeros en los que confía, socios que le brindan su apoyo, etc., tienen que ver que Ud. está entero, decidido a dar la lucha por lo que tiene entre manos, que lo que falló antes no va a suceder ahora. La confianza que en Ud. tengan se multiplicará por sí sola en su interior cuando aplique este método porque tiene una nueva visión y nuevos motivos para estar orgulloso de su trabajo y ejercicio de su responsabilidad.
Un artículo escrito por Jose Luis Zunni