martes, 30 de septiembre de 2014

Si te postran una vez…te levantas!!



Si te postran una vez te levantas…

Otras diez…otras cien…otras quinientas…

No han de ser tus caídas tan violentas…

Ni tampoco por ley han de ser tantas!!

Almafuerte (Pedro Bonifacio Palacios)




Es una constante a lo largo de diferentes épocas, personalidades destacadas que fracasaron en sus “empresas” más de una vez y también se levantaron, dejando constancia de su carácter y su obra. Les pasó a mentes como Leonardo o más modernas como Edison. Pero todas ellas, tuvieron la ayuda que únicamente proviene de la fuerza interior del espíritu humano.

¿Cómo puede Ud. hacer para fortalecer esa fuerza interior que hace que no desmaye ante la adversidad? Y más aún, ¿cómo puede Ud. hacer para levantarse después de haber tenido más de una caída (fracasos)?

Lo primero que debemos hacer es mirarnos a nosotros mismos (hacia dentro) con la finalidad de revisar nuestros principios y valores. Para ello, nada mejor que una caminata por un gran parque o espacios abiertos como tantos que hay en el campo. Pero no se preocupe: en caso de que cerca de su empresa no hay un parque, basta con salir a caminar y dar una vuelta manzana. Quizás dos.

No es necesario irse unos kilómetros de la ciudad (sería el ideal), porque con que simplemente sea su mente la que “salga de paseo” le permitirá tener una visión distinta de las mismas cosas que Ud. a diario está viendo, o mejor aún, empiece a ver cosas (comprender) que en el trajín diario no se percata, no le presta atención, pero terminan siendo importantes, tales como el estilo de diálogo que mantiene con compañeros, el tipo de bromas, etc. Las actitudes que puedan para Ud. pasar inadvertidas, a lo mejor son decisivas cuando reflexiona sobre ellas.

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Es frecuente que Ud. incluso menosprecie cosas tales como su descanso, su tiempo de reflexión y lo mejor de todo, esa respiración profunda que le hace renovar el oxígeno del cerebro y da nueva vitalidad a toda su fisiología. Así de simple. Esto se logra caminando despacio (no lento) y respirando profundo. Esto lo expliqué en el blog del 13 de junio de 2013 “Los diez minutos que salvaron mi vida. Sepamos liderarnos a nosotros mismos

En este hablaba de la importancia de practicar la gimnasia respiratoria profunda para mejorar toda nuestro sistema fisiológico. Hoy vamos a más: también exploramos el beneficio en la estabilidad emocional porque es un ejercicio (deberíamos definirlo como un método) que nos permite recomponer las ideas especialmente cuando estamos sometidos a mucho estrés. Cuando estamos encerrados en nosotros mismos actuando siempre con nuestra forma de responder ante las “agresiones” externas (simplemente las cosas que ocurren, algunas buenas, otras malas) que hacen que estemos siempre en tensión.

¿Es que este método reacomoda los principios que tenemos? ¿No es que no debemos cambiar nuestros principios y valores?

Correcto. Nuestros principios son los que son. Pero esto no es óbice, para que los revisemos de cuando en cuando, especialmente cuando estamos notando que algo no funciona bien en nuestro trabajo, dependamos de las órdenes de un jefe o seamos nosotros los que las damos. No importa. Nuestra forma de conducirnos en la vida viene dada por esas reglas que aplicamos casi de manera inconsciente, incluso, aplicando algunas que son nocivas para las relaciones interpersonales, como los tópicos y los prejuicios.

Nos preocupa siempre lo que los demás piensan de nosotros en vez de preocuparnos más por ver cómo pensamos nosotros realmente, dándonos el valor que tenemos en realidad. No implica ignorar al otro, sino no condicionar nuestras acciones y nuestra vida a opiniones que están afectando esos valores internos.

Por eso, al revisarlos haciendo introspección, estamos validando una vez más los mismos principios a los que nos aferramos, pero con la diferencia, que como cuando tenemos que resetear la CPU del equipo, estamos en este caso actualizando un poco nuestras formas de pensar y actuar para que nos den mejores beneficios, que nos eviten conflictos innecesarios y que no eleven injustificadamente nuestros niveles de estrés.

Entonces, caminando y reflexionando al respecto en esta primera fase del método, debemos encarar la segunda fase, que es desde nuestros principios y valores que hemos revisado, mirar nuevamente ese entorno que tenemos a diario a nuestro alrededor, compañeros de trabajo, responsabilidades, obligaciones que hemos asumido y un largo etcétera, y hacerlo con una actitud diferente, lo que técnicamente llamamos VISIÓN, o sea cómo vemos ese entorno, pero ajustándolo lo más posible a nuevas realidades, situaciones que estamos percibiendo como complicadas y que tendremos que enfrentar (plano laboral y/o personal), pero exigiéndonos una NUEVA VISIÓN que contemple todas y cada una de las variables que entran en juego.

Son muchas y el peligro es que mutan, porque el cambio al que estamos sometidos a diario nos pone a prueba con estas mutaciones. Debemos reaccionar de entrada con una visión ajustada a la nueva realidad y tratar de (como en una lente de un microscopio) ajustarla lo más que podamos a todos aquellos datos sobre los que estamos pensando (de ahí la importancia de estar tranquilos y reflexionar), además de estar apoyándonos sin lugar a dudas, en los valores que ya hemos revisado en la primera fase.

Es notable el efecto que este método produce en las personas. Aunque nos limitemos sólo a dos vueltas manzanas, tranquilos y observando el barrio, negocios, cualquier cosa que ponga nuestra atención en cero para que nos permita hacer el ejercicio de reflexión. Caminar y respirar profundo es un método tan antiguo como el hombre mismo. Lo practicaban en la Grecia clásica y en Roma. Los escolásticos leían y estudiaban generalmente caminando. Es que la posición de estar en pie o estar caminando, por nuestra propia estructura física, nos facilita prestar atención.

Después de 10 ó 15 minutos de aplicar este método, los resultados son sorprendentes:

1º Como en una batería descargada, se ha regenerado la energía.

2º El típico ritmo acelerado del corazón y esa sensación de agobio, han desaparecido. La gimnasia respiratoria es fundamental.

3º Cuando retoma Ud. sus tareas lo hace con naturalidad, pero sabiendo que ha podido “encajar” los golpes recibidos, las caídas o fracasos, porque ha asimilado tanto la derrota como que ha sabido encontrar el camino de salida. Se ha preparado para seguir andando y olvidar el tropiezo y el mal rato.

4º Su visión del entorno a mejorado y sus relaciones interpersonales con el equipo y el resto de personal, habrán mejorado porque Ud. ha comprendido la importancia que tiene lo que Ud. cree está bien hecho y su forma de actuar que es la correcta y no estando pendiente tanto de los demás.

Lo más importante: no compute los fracasos, sino las veces que ha reencaminado su actividad y en general su vida. Y el valor fundamental: su familia, su entorno más íntimo, compañeros en los que confía, socios que le brindan su apoyo, etc., tienen que ver que Ud. está entero, decidido a dar la lucha por lo que tiene entre manos, que lo que falló antes no va a suceder ahora. La confianza que en Ud. tengan se multiplicará por sí sola en su interior cuando aplique este método porque tiene una nueva visión y nuevos motivos para estar orgulloso de su trabajo y ejercicio de su responsabilidad.

Un artículo escrito por Jose Luis Zunni

lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Se puede vivir sin ilusión?

La ilusión está ligada a las conductas y al comportamiento de las personas. Este término asociado al sueño, la fantasía y a la esperanza va ligado a las emociones, sensaciones, pensamientos y actitudes positivas de las personas. Y, por ello, puede ser una clave para generar cambios positivos en la vida de uno mismo. En este artículo se hace hincapié en cuestiones como qué es la ilusión, si se puede vivir sin ella o qué hacer para recuperarla cuando se ha perdido.

La palabra ilusión viene del latín illusio, -ionis, que significa "engaño", del verbo illúdere que quiere decir "burlarse de" y "jugar contra". De ahí que en español, como en otros idiomas, tenga que ver con engaño, idea irreal o distorsión de la percepción de los sentidos, que se hace patente en expresiones como "ilusión óptica", "ser iluso", "de ilusión también se vive" o "hacerse ilusiones", entre otras.


Sin embargo, también tiene un segundo significado, el más popular y arraigado en la actualidad, y que se refiere a algo positivo, favorable y optimista o a expectativas favorables depositadas en personas o cosas. Así, algunos diccionarios también la definen como la ilusión que implica alegría o felicidad que se experimenta con la posesión, contemplación o esperanza de algo (María Moliner) o esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo o viva complacencia en una persona, cosa, tarea, etc. (Real Academia Española).



Qué es la ilusión


Según Lecina Fernández, psicóloga clínica, "la ilusión significa una cosa distinta para cada individuo: en el interior de cada uno ha germinado y crecido una idea de la ilusión asociada a las ganas de vivir que motivan, a proyectos, o a la alegría, entre otros. Por ello, la ilusión implica un conjunto y una sucesión de actos y actitudes tales como: creer en los sueños; sentirse capaz para diseñarlos y hacer real lo imaginado; emprender conductas para perseguirlos; mantener, perseverar en comportamientos para conseguirlos; tener esperanza en lograrlos a pesar de la incertidumbre y de las adversidades; y, además, realizar todos estos pasos con ganas y alegría".


Así, pues, la ilusión invita a la acción, hace referencia al tiempo presente y al futuro, habita en la imaginación y va ligada aemociones, sensaciones, pensamientos y actitudes positivas de las personas. Y, aunque parece que tiene mucha semejanza con la motivación, no es lo mismo. Esta experta aclara que "cuando tenemos ilusión estamos motivados, pero no siempre que estamos motivados tenemos ilusión". Pone como ejemplo que se puede estar motivado por estudiar y aprobar una asignatura, pero no tener ilusión por ella ni estar ilusionado por dedicar la profesión a ella.

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Otros rasgos que las distinguen es que la motivación se centra más en el presente, en el ahora, mientras que la ilusión acompaña para construir el futuro. Para estar motivados hay que buscar un argumento, dar explicaciones para suscitar interés para sentirse animado a hacer algo; para estar ilusionados no hacen falta explicaciones, la propia ilusión conlleva el ánimo, el deseo y el argumento. A la motivación le acompaña saber que se obtendrá un premio al final; en la ilusión no se sabe si habrá recompensa, la propia ilusión y el perseguirla es el premio, con independencia de si al final se consigue lo propuesto.

La ilusión: ¿se hace o se nace con ella?


Sobre la ilusión no se imparte formación en ningún área escolar ni familiar ni laboral ni de salud. Solo se cuenta con ese legado popular que mantiene viva la llama de la ilusión y cada persona recoge un sentido o significado de la misma. "Sí nacemos -unos más otros menos- con características personales afines a ilusionarnos, como elentusiasmo, el ánimo, la facilidad para soñar, diseñar proyectos, sensibilidad para percibir, la razón y el análisis, etc. Y también, a medida que crecemos, la aprendemos o nos la contagian", especifica Fernández.

"La ilusión forma parte de la vida, del comportamiento. Y el comportamiento incluye conductas, pensamientos, sentimientos y actitudes. Y si la ilusión es una actitud ante la vida, la psicología, como ciencia del comportamiento humano, ha mostrado que se puede aprender, cambiar y cultivar", puntualiza. "Los conceptos, valores y fortalezas del ser humano se pueden cultivar y potenciar", añade esta experta.

La ilusión en la vida, ¿imprescindible?


La gran mayoría de las personas da a la ilusión un sentido positivo, aunque cada uno tiene su propia definición y vivencia. Son sensaciones positivas sobre sí mismo, sus ganas de vivir y su potencial en crear su futuro. ¿Quiere decir esto que las personas que no tienen ilusión, no tienen este tipo de vivencias y sensaciones positivas sobre sí mismas en su presente y hacia su futuro?

La respuesta es complicada. Pero en realidad la ilusión y la esperanza ayudan a vivir mejor. Para Fernández no es igual la vida con ilusión que sin ella: "En ocasiones sirve para que la vida sea más agradable y atractiva y, en otras, para que no sea tan fea, ayuda a vivir menos mal".

En busca de la ilusión perdida


Sin embargo, por circunstancias de la vida, la ilusión se puede perder, y por muchos motivos. Por ejemplo,debido a un cúmulo de varias decepciones. Cuando no se logra lo esperado, a veces, uno se desilusiona, pero como se contaba con esta posibilidad, se remonta. Pero cuando este hecho se repite una y otra vez, es posible que se pierda la ilusión.

También se puede perder cuando la tristeza invade de tal forma que no deja hueco a otras emociones ni pensamientos. O cuando se sufre algún trastorno afectivo como la depresión o la distimia. De la misma manera, cuando una persona deja de pensar en ella misma y en lo que le gustaría llegar a ser o hacer, en definitiva, cuando se cierra o se ponen límites a la propia trayectoria hacia el futuro.

Cuando uno está ilusionado todo fluye, pero desde la sensación de vacío o falta de ilusión es difícil. Pero se puede recuperar, aunque el camino para hacerlo no es fácil y requiere un trabajo personal intenso. La psicóloga Lecina Fernández lo explica así: "Recuperar la ilusión será un camino de esfuerzo en el que hay que caminar poco a poco, viajando a nuestro interior, para buscar y recordar cómo era la ilusión y encontrar como éramos nosotros con ella. Recordaremos, y con esos recuerdos hay que imaginarnos hacia delante. Será necesario persistir y no abandonar y, sobre todo, pasar a la acción".

Claves para potenciar la ilusión



Aunque el proceso de potenciar la ilusión conlleva muchos elementos, Lecina Fernández lo resume en tres claves:




  • 1. Potenciar la imaginación. La ilusión habita en la imaginación, que es donde cada uno crea su historia. Cuanto más entrenado se esté en imaginar, más se amplían las posibilidades de la historia de cada uno.

  • 2. Confianza en lograr lo imaginado. Potenciar las capacidades y fortalezas que cada uno posee ayuda a tejer la historia imaginada y a vencer los obstáculos.

  • 3. Pasar a la acción. Para hacer realidad la historia que cada persona se confecciona de su vida, hay que pasar a la acción y ser perseverantes.


Un artículo publicado en Consumer