martes, 13 de noviembre de 2012

Elige cómo quieres vivir

Todos sabemos que la muerte es algo eterno y la vida algo muy breve, entonces pregúntate esto: “¿Tengo que dejar de hacer las cosas que en realidad quiero hacer? ¿tendré que vivir mi vida como los demás quieren que lo haga?”  La respuesta a estas preguntas es muy simple: VIVE, SÉ TÚ MISMO, DISFRUTA!

Cada vez que tengas que hacer una elección personal hazte esta pregunta:”¿cuánto tiempo voy a estar muerto?” Ante este panorama, decide lo que prefieres y deja para los que siempre estarán vivos las preocupaciones, los miedos, la duda de si te lo puedes o no permitir y el sentimiento de culpa.

Debes actuar así, si no quieres que toda tu vida sea como los demás quieren que sea. En cierto modo tu paso por la Tierra va a ser corto, pues al menos debería ser agradable, ¿no crees? Ya que es tu vida, haz con ella lo que quieras.

Si eres feliz y vives cada momento aprovechando al máximo tus posibilidades, eres una persona inteligente ;) El saber resolver problemas es un añadido muy útil, pero si sabes que te falta habilidad para resolver algunas cosas puedes escoger lo que te haga feliz, o al menos evitar lo que te haga infeliz. Entonces se podrá decir que eres inteligente!

Las personas “inteligentes” no tienen crisis nerviosas porque están en completo control de sí mismas. Saben perfectamente cómo elegir lo que les hace feliz en vez de la depresión, porque saben enfrentarse a los problemas. Fíjate que no he dicho “resolver los problemas”. En lugar de medir su inteligencia por su capacidad para “resolver” problemas, la miden por su capacidad de seguir siendo felices, se resuelva o no el problema.

Debes aprender a hacerte cargo de ti mismo. Es una tarea difícil porque en nuestra sociedad, hay muchas fuerzas que se confabulan contra la responsabilidad individual. Confía en la capacidad que tienes para sentir lo que eliges sentir en cada momento de tu vida. Esto es radical. Has crecido creyendo que no puedes controlar tus emociones, por lo tanto lo sigues creyendo.

Crees que son cosas que te pasan (la ira, el odio, la alegría….), estas cosas no se controlan, sino que se aceptan. Cuando ocurre algo triste lo más lógico es sentir pena. Las personas “inteligentes” esperan que pronto pasará algo bueno que les devolverá la alegría y se sentirán bien.

Hablemos de sentimientos.


Los sentimientos no son cosas que te pasan, sino que son cosas que tú eliges tener. En el momento en que empieces a sentir que eliges lo que quieres sentir, estarás en el camino de la “inteligencia”. Este camino es nuevo porque tendrás en cuenta las emociones como opciones y no como condiciones de la vida. Ese es el alma de la libertad personal.

Tienes un poder: el poder de pensar lo que se te ocurra. Si se te ocurre algo imprevisto (algo que elegiste pensar, aunque no sepas por qué) tienes el poder de hacerlo desaparecer. Solamente tú puedes controlar lo que entra en tu cabeza. Si no lo crees así, contesta esta pregunta: ¿Quién controla tus pensamientos? ¿Acaso es tu pareja, tu jefe… o tu madre?

Has crecido con la creencia de que no eres responsable de tus sentimientos y emociones, aunque en realidad sabes que siempre lo fuiste. A lo largo de tu vida has aprendido muchos dichos, dichos con los que te intentas defender del control de tus sentimientos.Aquí tienes un lista con algunos de los dichos que has utilizado, y sigues haciendo, muchas veces. Examina el mensaje.

  • “Me ofendes”.

  • “Me haces sentir mal”.

  • “No puedo evitar sentir lo que siento”.

  • “Estoy enfadado, no preguntes por qué”.

  • “Esa persona me pone enfermo”.

  • “Tengo miedo a las alturas”.

  • “Me avergüenzas”.

  • “Me acelero cuando ella está cerca”.

  • “Me haces hacer el ridículo en público”.


Cada frase tiene un mensaje que dice que tú no eres responsable de lo que sientes. Vuelve a escribir la lista correctamente, es decir, de manera que eres tú quien controla lo que sientes y que tus sentimientos vienen de tus pensamientos.

  • “Me he ofendido por lo que me dije respecto a tu reacción ante mí”.

  • “Me hago sentir mal”.

  • “He tomado la decisión de enfadarme, ya que puedo manipular a los demás con mi enfado porque ellos piensan que yo los controlo”.

  • “Yo me enfermo”.

  • “Me excito cuando estoy cerca de ella”.

  • “Hago el tonto por tomar más en serio tus opiniones respecto a mí que las mías, y por creer que los demás también lo hacen”.


El mensaje es muy claro. Tú eres el único responsable de lo que sientes. Sientes lo que piensas y, si quieres, puedes aprender a pensar diferente. Pregúntate si merece la pena ser infeliz, estar triste, deprimido o dolido…

Con mis mejores deseos,

Vanessa Arjona

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