Liderazgo y valores son dos conceptos que caminan de la mano. Me resulta imposible imaginar a un líder sin valores. Es como pretender hacer un buen caldo casero pero sin su correspondiente apio, puerro, zanahoria, huesos de pollo…
¿Pero qué entendemos por un líder? ¿Una persona que es capaz de arrastras masas en pos de un objetivo? Si es así, entonces también podríamos llegar a pensar que un dictador como Hitler es un gran líder, ¿verdad? De hecho para mí, este tipo de personajes los podemos catalogar como “anti-lideres” y por tanto provistos de su extenso arsenal de “contra-valores”. Son el típico ingrediente en mal estado que si no se detecta a tiempo, agría el caldo.
No me voy a referir a estos “líderes” sin escrúpulos, que por desgracia brotan a nuestro alrededor como mala hierba con mala sabia. Practican de forma sistemática la “inteligencia egocional” y nos amargan más de un desayuno.
Voy a hablarte de los auténticos líderes que desbordan inteligencia emocional por los cuatro costados. Los que enriquecen el caldo casero. Son aquellos que mueven masas hacia un objetivo loable y próspero para la sociedad. Personas con conciencia que dirigen empresas, equipos de trabajo, asociaciones… o que sin tener personas a su cargo son una referencia para los demás, un ejemplo y fuente de inspiración.
Si piensas en alguno de ellos, seguro que rápidamente identificas valores positivos en los que fundamentan su liderazgo, visión, su forma de actuar y de relacionarse con los demás. Quiero compartir contigo en concreto de tres valores que siempre encuentro en un líder auténtico: la humildad, la mente abierta y la generosidad.
3 valores que encontrarás en un buen líder
– Humildad desprendida del tan nocivo ego, lo que permite al líder bajar al fondo de la mina si hace falta y ponerse al servicio de su equipo, de sus seguidores. El líder debe tener un objetivo claro y cuando lo tiene, su responsabilidad es la de proporcionar a su tribu las herramientas y recursos necesarios para alcanzarlo. Entonces se convierte en un servidor. Es lo que James C. Hunter llama “la pirámide invertida” en su best seller La paradoja del liderazgo.
– Mente Abierta para entender las distintas opiniones, puntos de vista y creencias de todas y cada una de las personas con las que el líder se relaciona. Mente abierta es el ingrediente necesario para practicar pensamiento con objetividad y libre de prejuicios, además de la antesala de la “creativación” (creatividad & innovación).
– Generosidad que hace que una persona anteponga los intereses y necesidades del grupo a los suyos propios. Gente que regala a los demás su bien más preciado: el tiempo, sin esperar nada o poco a cambio
Tengo la gran suerte de contar entre mis amigos con personas que considero grandes líderes y no por eso son todos personas relevantes. En todos ellos identifico estos tres valores que te he descrito y muchos más.
Es tu turno
¿Y tú? ¿Con cuántos líderes cocinas? Seguro que con más de los que te piensas. Y lo más bonito es que tú puedas ser uno de ellos para otras personas.
Te propongo lo siguiente:
Haz una lista con las personas cercanas en las que identificas los tres valores anteriores y después anota otros valores que también ves en ellas… ¡Te deseo una larga lista!
Un artículo escrito por Santi García
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