jueves, 27 de octubre de 2011

Cómo reaccionar cuando tus propios proyectos ya no te motivan

Cuando miras a tu día a día y no se traduce en lo que quieres que sea, es que tienes un objetivo por delante, el de adaptarlo.

A veces simplemente la motivación inicial se diluye y nos inunda el derrotismo incluso cuando estamos luchando por nuestros propios objetivos. Aquí hay ciertas cuestiones que lejos de ser filosofía barata deberías pararte en ellas al menos una vez y tener las conclusiones bien claras y grabadas en la memoria para cuando haga falta tomar decisiones de verdad.

1. Revisión de objetivos: algo ha cambiado


Si atraviesas mínimamente un estado similar deberías tener la capacidad de reaccionar. Para ello periódicamente, y en la escala que mejor se te adapte (semanal, mensual, anual) deberías revisar tus objetivos.

Un pensamiento bastante generalizado en la actualidad es el de trabajar para en un futuro haber alcanzado resultados y esto es en todos los niveles completamente erróneo.

Si realmente quieres sacar grandes proyectos adelante porque te consideras un emprendedor, entonces lo que te gusta es emprender. Dicho de otro modo: en cuanto termines con tu objetivo actual buscarás de inmediato el siguiente. Así que si te consideras emprendedor y quieres un consejo: “No vale más la satisfacción del futuro que la satisfacción actual”.

2. Luchar por viejas ideas: reoriéntate


También se puede perder la motivación cuando te inunda la sensación de estar luchando por viejas ideas. Como si ya no fuesen tuyas o el proyecto que desarrollas actualmente, incluso terminado, no tendría el efecto deseado.

¿Es esto un fracaso? ¿Si el proyecto no se acaba significa eso que no valgo para esto? ¡Para nada! Recuerda la motivación que tenías cuando lo empezaste y cómo te realizaba el hecho de estar dando los primeros pasos. Al principio no percibías ese mismo proyecto como lo percibes ahora, de ahí el problema.

Puede que no hayas fundado una gran empresa como esperabas o que tu idea se desplome en cuanto tú te vayas pero, una vez más, lo que necesitas no es llegar al final de la carrera sinoser capaz de disfrutar a cada metro. Así que si tus proyectos dan sus frutos mientras los trabajas estarás en el camino correcto tanto si llegan a completarse como si no.

Si tu ambición se transforma en las cadenas de las que huías cuando empezaste con tu proyecto, reorientar tus objetivos será la opción correcta. Y eso pasa inexcusablemente por ser capaz de admitirlo llegado el momento.

Evita ser impulsivo para no dinamitar tu trabajo de meses o años, pero ten el valor de reorientarte cuando sea necesario. Y si esa idea salió de ti, probablemente no tengas que cambiar de proyecto sino adaptarlo a tus nuevas inquietudes y admitir que sus objetivos evolucionan del mismo modo que tú lo has hecho.

3. Trabaja en cada momento, en lo más atractivo


Es tu proyecto y ahí el jefe eres tú. Tienes que portarte con él como un multimillonario caprichoso y hacer en cada instante únicamente aquello para lo que te sientes motivado. De otro modo serás un tipo mediocre haciendo un mal uso de sus recursos y capacidades.

Así que haz sólo lo que te gusta y exporta el resto. Sobra decir que esto es una ley constante si tu proyecto es sobre un hobby o sirve para ocupar tu tiempo libre.

Para afrontar grandes retos y no convertirte en un esclavo de tus propias ambiciones empieza por diseñar un camino desde tu estado actual a otro mejor en el futuro pero siempre en pendiente positiva.

25-oscilaciones

No son gráficas exactas pero lo único a retener es que si quieres completar el proyecto debes irsiempre a mejor. Encontrar un camino así es posible.

Además te aconsejo que si quieres ver algo terminado, ten en cuenta que es al principio cuando más motivado estarás y trabajo puedes asumir. Pero que del mismo modo, con el paso del tiempo tu motivación puede verse afectada si no le das las alegrías suficientes (por eso la gráfica verde es el óptimo).

4. No lo olvides cuando escojas tu siguiente proyecto


De este artículo como de todos no espero memorizaciones y relecturas, sólo me gustaría que una idea cuaje y que sepas tenerla presente cuando esté de actualidad. Y eso son dos tipos de momentos:

El primero, que negocies con tu agenda un evento periódico que te permita la frecuencia necesaria para reevaluar si tus objetivos te motivan y actuar si fuese necesario.

El segundo es cuando abras un nuevo proyecto. Cuando definas sus objetivos imagínate su día a día como una variable importante para su éxito y acuérdate de que emprendes porque te gusta. No vayas a ser tú mismo el que te carga de trabajo indeseado.

Si lo quieres ver acabado, traza al menos un camino que tenga siempre pendiente positiva. Si los actuales no te traen una rutina que disfrutes a diario es quizás el momento de reaccionar.Tengo una pregunta para ti, ¿alguno de tus proyectos ha pasado de motivador a esclavizador?

No hay comentarios:

Publicar un comentario