Te enseñamos cómo debes explicar una idea compleja para que resulte fácil de entender para todos. Conocer a tu público y ejemplificar resultará imprescindible. A veces, cuando somos expertos en un tema o desarrollamos un trabajo muy específico nos resulta complicado explicar ciertas cosas a los demás. Ya sea dando una conferencia sobre la materia en la que somos especialistas o teniendo que justificar nuestra función en una reunión de departamento, conseguir que nuestra audiencia entienda lo que decimos resulta crucial.
A veces tendemos a pensar que aquellos que nos escuchan tienen una idea más o menos vaga de lo que hacemos y decimos. Y que con eso es suficiente. Pero puede que en la mayoría de los casos muchas de las ideas que intentamos transmitir no logren llegar a buen puerto porque no han sido entendidas. Y si se trata de un inversor, de una reunión con el jefe o de recortes, quizá resulte hasta peligroso.
Si necesitamos reunirnos a menudo con personas de campos completamente diferentes al nuestro o presentar una idea a un cliente que quizá no esté del todo integrado en nuestro sector, resultará clave para el éxito en estos encuentros asegurarnos que nuestro oyente comprende en la totalidad todo aquello de lo que debe participar.
- Aquí te enseñamos cómo hacer que una idea compleja se vuelva fácil de entender para todos.Lo esencial de toda buena charla es conocer a la audiencia. Para poder llegar a un público es evidente que debes conocer cuál es la mejor manera de poder dirigirte a él. Por ello intentar manejar datos como ¿qué es importante para ellos? ¿Qué los motiva? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo prefieren comunicarse? ¿Qué “lenguaje” tienden a usar? te permitirá saber en que tipo de nivel de habla debes situarte. En definitiva, averiguar qué conocen para poder servirte de ello en tu explicación.
- Una excelente manera de facilitar la comprensión de un concepto complicadoes focalizar una única idea que la audiencia debería recordar. Intentar abordar demasiada información suele resultar abrumador. Por ello es recomendable dar respuesta a estas dos preguntas cuando se prepara un discurso: Si mi audiencia solo recordara una cosa sobre mi explicación, ¿cuál debería ser esa “única cosa”? Y, ¿por qué debería interesar a mi audiencia esta “única cosa”?
- Contextualizar y dar ejemplos resulta esencial para hacer más fácil un concepto complejo. La forma en que enmarcas tu información es importante: el idioma, los términos y los ejemplos que elijas usar tendrán un gran impacto en lo que tu audiencia recuerda y entiende. Ahora que ya sabes cómo es ese público y qué necesitan recordar, solo tienes que servirte de su campo de conocimiento para poner ejemplos que les aproximen a tu idea.
- Seleccina tus palabras. Si bien utilizar palabras largas y técnicas puede parecer impresionante, rara vez ayuda a nadie a entender lo que se dice. Opta por usar un lenguaje simple y cotidiano. En la misma línea, evita cualquier acrónimo, jerga o frases de nicho muy específico y si resulta imposible evitarlo, asegúrate de definir cualquier término complejo.
En definitiva a la hora de preparar una exposición en la que puedan darse conceptos incómodos para la audiencia, una buena forma de presentar esa información es aproximarte al nivel de tu púbico. Sirviéndote de la jerga, los conceptos y la experiencia que ellos tienen podrás hacer que resulte comprensible cualquier información incluso si pertenece a un campo totalmente opuesto.
Vía | Inc.
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