El hecho de tener costumbres podemos suponerlo una forma de ayuda, de alguna forma u otra nos dan seguridad, pero conllevan efectos negativos debido al efecto de esclavitud que podemos experimentar. Para evitar esto, la mejor forma es poder desarrollar la capacidad para conseguir nuevos hábitos y poder adopar una postura flexible ante los cambios ya que nuestro dia a dia tiende a ser cambiante.
Podemos comparar la forma en que funciona nuestro cerebro con la de un vinilo, la similitud la podemos hacer con un hábito que se repite en el tiempo el cual puede dejar un surco. Asi que, cuanto más profundo sea el surco, tendremos más dificultad para cambiar el hábito.
Aunque podemos decir que hay una forma con la cual cambiar nuestros hábitos de forma natural y sin que esto suponga un esfuerzo, el ejemplo lo podemos tomar de los niños. Ellos no se salen del surco, sino que comienzan uno nuevo. A modo de ejemplo podemos ver como un niño no necesita acabar con la costumbre de andar a gatas, la abandona de forma natural en cuanto descubre que es mas fácil desplazarse caminando.
Lo mejor forma para poder cambiar de hábitos no es resistirnos al viejo hábito de forma brusca, esto puede conllevar efectos negativos y llevarnos de nuevo al punto inicial. Podemos empezar con hábitos pequeños e ir integrandolos en nuestra vida poco a poco.
Un ejemplo claro de esto lo tenemos en un deportista que empieza a correr, si en un principio mete una gran carga de trabajo, el musculo se rompe y tiene que parar, sin embargo, si le va metiendo una carga de trabajo de manera gradual, el musculo, va asimilando, y cuando le metas la carga de trabajo que hemos supuesto al principio responderá sin problema.
Al igual que existe un crecimiento de la especie a nivel global, tambien existe un crecimiento individual que hace que nuestras estructuras psicológicas tengan una mayor capacidad para adaptarse a situaciones nuevas o nuevos hábitos.
Escrito por Enrique Jimenez en Desarrollo personal
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