Cuando abordamos una tarea o delegan en nosotros una nueva responsabilidad en ocasiones lo vemos como un mundo e incluso inaccesible, lo que nos lleva a una indeseable situación de estrés que tanto nos perjudica a la hora de lograr un exitoso desempeño. Hoy quiero hablarles sobre esta cuestión, proporcionándoles algunos consejos para que puedan relativizar estas cuestiones para alcanzar los objetivos de una manera más eficiente.
Lo primero que tenemos que hacer a la hora de atajar un desafío con una envergadura importante es analizarlo y tratar de apreciar en él distintos apartados o parcelas con el objetivo de poder repartir su contenido entre los miembros del equipo, atajarlos con mayor énfasis, en definitiva, ejecutarlos de una manera más cómoda y precisa.
Por este motivo es muy importante que cuando necesitemos enfrentarnos a un problema no nos pongamos manos a la obra sin haberlo meditado antes, una estrategia poco acertada que además de llevarnos muchas veces a equívoco, consume esfuerzo, tiempo y recursos sin conseguir el objetivo.
Esta reflexión puede aplicarse a muchos ámbitos, y no solo a nivel directivo, sino que también al conjunto de decisiones que cualquier empleado tiene que tomar en su día a día. Y además no es exclusiva para los grandes proyectos, teniendo mucha aplicabilidad también en las tareas más cotidianas.
En Pymes y Autónomos
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