La visión (sueños) debe ser estructurada en metas y las metas deben ser operacionalizadas a través de planes de acción.
Las metas sin sueños son simples actividades y los sueños sin metas son quimeras; meras ilusiones. “Una meta es un sueño con un plazo”. La meta es un objetivo, propósito o sentido de dirección hacia el cual dirige todas sus energías, anhelos y esfuerzos. Son los blancos hacia los cuales enfocas tu vida. Una meta involucra el esfuerzo organizado y planificado de lo que quiere ser y alcanzar en la vida. Una persona con metas tiene dirección en su vida, establece prioridades, rebosa energía y ánimo, es más creativa y busca con más persistencia la excelencia.
Convertir nuestros sueños en realidad no es el resultado del azar. El éxito no ocurre por casualidad. El éxito es escurridizo y se protege muy bien para asegurarse que sólo los que verdaderamente le desean, buscan y trabajan por él, logren alcanzarle. Somos deliberadamente exitosos. Las personas exitosas triunfan a propósito. El éxito es el resultado de un plan preconcebido y puesto en marcha, con objetivos claramente definidos. Es necesario, pues, traducir nuestros sueños en metas escritas, específicas, medibles y alcanzables, encausadas en un plan de acción, que nos brinden a lo largo del viaje un sentido de logro y satisfacción, y que nos permitan evaluar si nos estamos acercando al logro de nuestros sueños. Debemos definir también la forma en que lograremos convertir en realidad nuestra visión o sueño. Y además debemos definir los cambios necesarios en nuestro cronograma de trabajo y en nuestras prioridades. Y algo importante, necesitamos definir los requisitos de carácter que se requieren para alcanzar esas netas.
Establecer metas es un ejercicio riguroso. Las metas no son propósitos vagos ni ambiguos. Mientras mejor definidas sean nuestras metas más probabilidades de éxito tendremos ¿Cómo definir metas adecuadas? Para este fin utilizaremos el acróstico METAS:
Medibles en sus resultados: Las metas deben ser mesurables, es decir, deben ser expresadas en términos cuantificables, de tal manera de evaluar el avance. Al hacer las metas medibles las hacemos más objetivas. Cuando podemos medir, tenemos un mecanismo de control y retroalimentación, que nos permite medir el nivel de progreso. Expresar las metas en términos de resultados mesurables nos permitirán conocer si nos estamos acercando a ellas, cuánto nos falta por avanzar, y si hemos logrado nuestra meta o necesitamos rectificar el rumbo. Es importante incluir en la elaboración de las metas, hasta donde sea posible, patrones de medición, tales como: tiempo, cantidad, etcétera. Como dato importante póngale una fecha tope. La fecha se convierte en un estímulo para motivarnos a conseguir los medios, y crear un sentido de urgencia. Dice Charles Stanley: “Una meta es un sueño establecido dentro del contexto del tiempo”. Hágase preguntas específicas que incluyan los vocablos: dónde, cuánto, cuándo.
Como dato importe, es útil poner una fecha tope. La fecha se convierte en un estímulo para motivar a conseguir los medios, y crear un sentido de urgencia. Dice Charles Stanley: “Una meta es un sueño establecido dentro del contexto del tiempo”.
Específicas en sus detalles: Nadie resuelve nada con generalidades. Para ser efectivo se requiere cierto nivel de especificidad. Para facilitarnos esta tarea podemos expresar nuestras metas en términos de eventos y comportamientos específicos. Al definir las metas en forma específica, las hacemos más operativas, lo cual facilita la planificación y la asignación de los recursos que se necesitan para lograrlas. Las metas deben incluir un análisis de los recursos que se requieren. Puede estructurar sus metas dividiéndolas en metas a corto, mediano y largo plazo. Hágase preguntas específicas que incluyan los vocablos: qué, cómo, quién.
Trazadas en blanco y negro: Las metas deben ponerse por escrito, en blanco y negro sobre papel. Recuerde, la escritura lo hace a uno un hombre más exacto. Mientras no escriba sus metas, sólo son ideas vagas. Escribir sus metas en indicación de que ha reflexionado a fondo sobre ellas. El escribirlas le dará mayor comprensión y claridad del alcance de las mismas. Decía Dawson Trotman: “Los pensamientos se desentrañan a sí mismos cuando pasan a través de los labios y de la punta de los dedos”. Además la memoria en un débil aliado.
Alcanzables en su aspiración: Las metas deben ser realistas. No puede ser una meta viajar al planeta Plutón. Las metas deben ser hechas sobre las alas de nuestros sueños, pero con los pies en la tierra. Las metas deben ser ambiciosas, retadoras, pero alcanzables. John Maxwell dice:”La gente exitosa establece metas que no están a la mano, pero si están a la vista”. Este pensamiento refleja el adecuado balance que debe existir entre realidad vs idealismo .Colocar metas inalcanzables resulta al final desalentador y frustrante. En ocasiones puede dejarnos en la boca un desagradable sabor de incompetencia.
Supremamente personales: Las metas son una expresión de nuestros más íntimos y personales sueños y anhelos. Las metas deben representar sus aspiraciones y deseos, no las aspiraciones u deseos de otras personas.
Cuando la meta es propia, tiene el poder de inspirar a la persona. Una meta propia estimula el espíritu, la mente, los sentimientos y el compromiso. Cuando se tiene una meta supremamente personal, se está emocionalmente conectado con ella y, en consecuencia, se crea en la persona una gran motivación por llegar a alcanzarla.
Arnoldo Arana
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