Aunque las primeras experiencias de aprendizaje por ordenador se remontan a los años sesenta, podemos datar la aparición del e-learning en una forma distinta de la experimental hacia mediados de los noventa.
Las empresas consultoras vieron en el e-learning un concepto que iba, no sólo a revolucionar la docencia, sino incluso a convertirse en un formidable filón financiero. Los estudios de los grandes despachos de asesores señalaban que poner en marcha una startup dedicada al e-learning equivalía a garantizarse una rápida historia de éxito.
Viento en popa, las empresas de los sectores web y multimedia asimilaron este nuevo concepto y empezaron a comercializar vistosos proyectos de formación en línea. Los fondos de inversión no tenían inconveniente alguno en financiar los proyectos de las empresas que incorporaban el concepto de e-learning.
Podemos descargar el Libro Blando desde este enlace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario