lunes, 14 de septiembre de 2015

Retomando un proyecto olvidado… así lo hago yo

¿Nunca has tenido un proyecto aparcado o medio olvidado por no saber cómo meterle mano? Es una pena, porque muchas buenas ideas no ven la luz por no encontrar el momento ideal, o por no saber cómo empezar. Todo es cuestión de ciertos gestos y ciertos detalles.
A todos nos encanta empezar cosas nuevas. Los nuevos proyectos traen desafíos, aprendizaje, nuevas habilidades, y sobre todo construir algo de la nada; algo que nadie había hecho o que sencillamente te divierte.

Y si nos dan tanto, ¿por qué muchos (buenos) proyectos no terminan de arrancar y pierden fuerza a manos del olvido?
El proyecto está ahí. Lo tenemos en la cabeza, pensamos en él en diferentes momentos, visualizamos parte del camino y sus resultados, y nos entusiasmamos con la idea… pero no terminamos de decidirnos a dar el pistoletazo de salida. El primer paso, ESE primer paso, siempre es el que más cuesta.
¿Cómo romper ese bloqueo? De un modo más a nuestro alcance de lo que nos imaginamos: hay que sacarlo de la cabeza ya. Hay que anotarlo, plasmarlo, dibujarlo, esbozarlo, desarrollarlo por escrito en un primer borrador. Hay que crear los planos del proyecto y ponerlos delante.
El fallo está en que dejamos el proyecto dando vueltas en nuestra cabeza. Todo lo que rodea a ese futuro proyecto (datos, detalles, momentos, imágenes, personas, resultados…) va y viene, aparece y desaparece, asoma y se oculta, te anima y luego se enfría… No termina de cuajar y concretarse porque en el fondo sólo son meras ideas. Deseos realmente.

Cuándo: el Momento

¿Cuándo es un buen momento para hacer ese borrador? O dicho de otro modo: ¿cómo encontrar tiempo para hacer los planos del proyecto? Yo lo hago de dos formas:
  1. Dedico un rato expresamente a elaborar el borrador. Busco en mi agenda semanal (o quincenal) un rato de 45-60 minutos para sentarme con calma y concentrarme sin distracciones. Para pensar, analizar, traducir, escribir y pintar.
  2. Aprovecho los Rincones del Día, esos ratos “muertos” que a menudo tengo y que son una mina. En ellos voy anotando mis primeras ideas, datos, impresiones, ideas e información que se me puede ir ocurriendo.

Con Qué: las Herramientas

Olvídate de aplicaciones y herramientas digitales. Incluso del teclado. Ve directo al papel. O a una pizarra o un corcho de pared. Tu mente discurre diferente y desarrolla diferente cuando tiene delante un espacio en blanco “analógico”.
Un taco de papel, bolígrafo, rotuladores de colores, notas adhesivas… son los mejores aliados antes y durante tu proyecto.
Cuando yo quiero sacar del olvido un proyecto, siempre hago un mapa mental acompañado de una o varias listas que lo complementan. Es un equipo ganador. Y SIEMPRE en papel que luego escaneo para no perderlo.

Cómo: la Forma

¿Y qué pongo en ese mapa y esas listas? ¿Qué se pone en el borrador? Aunque lógicamente depende de cada proyecto, hay cuatro detalles que yo siempre incluyo. Son los que de verdad me ayudan a sacar un proyecto del olvido. Con ellos empiezo a darle forma en serio:
  • Contenido: ¿en qué consiste el proyecto? ¿Es personal o profesional? ¿Qué vas a crear, desarrollar, construir o lanzar? ¿Qué partes o elementos tendrá? ¿Dónde está su valor? ¿A quién va dirigido? ¿Cuáles son los objetivos y los resultados que buscas?
  • Recursos: ¿qué vas necesitar para desarrollar el proyecto? ¿Con qué lo vas a construir físicamente? Esto incluye contactos, materiales, financiación, recursos, aprender algo, equipamiento, herramientas, etc.
  • Personas: ¿quién te va a ayudar y colaborar en el proyecto? Aun cuando sea un proyecto individual siempre terminarás contactando con alguien para pedir algo.
  • Calendario: no hay que fijar fases y fechas finales, lo que sería algo prematuro; pero sí crear un primer calendario que te impulse a ponerte en marcha. Por ejemplo: «la primera fase me llevará un mes, y puedo empezar a contactar con gente dentro de un par de semanas».
Antes estaba olvidado y aparcado. Y ahora tienes un plano.
Naturalmente un plano todavía es un plano. No deja de ser un borrador. Pero el proyecto está un paso, tres, o setenta y dos más cerca de ser real, de lo que seguro estaba ayer, cuando estaba medio arrinconado en tu memoria.
Yo no es que haya hecho grandes cosas en mi vida, pero alguna interesante sí. Y ahora que echo la vista atrás me doy cuenta que todo eso empezó con un deseo. Y con un plano. Un borrador.
— Berto Pena

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