Cuando alguien empieza un negocio o a trabajar como autónomo muchas veces lo hace desde su propia casa. Esto tiene algunas ventajas, como reducir los costes al no tener que alquilar una oficina o despacho, pero también algunos inconvenientes, como la falta de separación entre vida personal y laboral. Esto puede afectar a las horas que pasamos trabajando y existen múltiples razones por las que deberías tener un horario aunque trabajes en tu propia casa.
No se trata de establecer un sistema de fichaje, de nueve a dos y de tres a seis, cada día. Más bien se trata de limitar el número de horas que vamos a pasar trabajando, ya que a poco que nos despistemos, perdamos la concentración o no tengamos un espacio bien definido para trabajar en casa es habitual que acabemostrabajando muchas más horas de las que nos gustaría.
Horario flexible, pero limitado para trabajar
Podemos tener un horario flexible para tratar de aprovechar mejora las horas a las que somos más productivos o utilizar determinadas franjas horarias para conciliar vida personal y familiar de forma adecuada. Lo ideal es trabajar cuando nadie nos interrumpa y nos moleste, tal y como lo haríamos si tuviéramos una oficina fuera de nuestro domicilio.
Es importante que el tiempo de trabajo se mantenga dentro de unos límites razonables. Si no ponemos un límite de horas muchas veces se tiende a dilatar la finalización de una tarea de manera que ocupe todo el tiempo disponible. Si podemos acabar algo en una hora, mejor que no nos ocupe toda la tarde.
Esta limitación muchas veces si trabajamos con un horario impuesto por la empresa es algo más fácil de cumplir, pero si somos nosotros los responsables puede suponer un duro esfuerzo de disciplina. Con esto ganamos en productividad, pero también mejoramos nuestra calidad de vida. Tenemos más tiempo libre para dedicar a otras cosas que no sea nuestro trabajo, para olvidarnos un poco de temas laborales y descansar mentalmente, lo que luego nos permite concentrarnos mejor cuando llega el momento de trabajar.
¿Sabes cuánto ganas cada hora de trabajo?
Los horarios no tienen que establecerse de forma diaria y fija, tal y como hemos comentado antes, pero a veces tener una rutina si nos ayuda a medir tiempos y concentrarnos mejor. Sabemos que tenemos X horas para trabajar por la mañana, X por la tarde y con ese tiempo tenemos que sacar adelante determinado trabajo.
Si no somos capaces de ordenar nuestro día a día y dado que tenemos acceso a nuestra oficina en el cuarto de al lado, lo que ocurrirá es que sin darnos cuenta nos hemos pasado todo el día trabajando. Si a esto le sumas que tienes un trabajo por cuenta propia, donde tu piensas que a más horas de faena, más dinero lo cierto es que se entra en una espiral peligrosa.
Hay que hacer un ejercicio sencillo para contabilizar las horas que trabajas a la semana, dividir por el dinero que facturamos para ver si nuestra hora de trabajo sale o no rentable. Si el resultado es muy bajo tenemos dos opciones, por un lado subir el precio por hora que facturamos o reducir el número de horas que dedicamos a una tarea.
Este ejercicio también nos ayudará a la hora de contratar servicios profesionales que podemos necesitar, como por ejemplo una asesoría que nos lleve contabilidad, facturas, impuestos, etc. Si resulta que tu hora de trabajo es superior al coste por hora de contratar un profesional externo es inferior al que nosotros ingresaríamos, sería una buena inversión. También hay que valorar cuánto tiempo dedicaríamos nosotros a esta tarea, ya que seguramente no lo vamos a hacer en el mismo tiempo y con la misma soltura.
En definitiva no debería importar si trabajamos en casa como si lo hacemos fuera para tratar de lograr que nuestras horas sean lo más productivas posible. Lo malo es que no tienes una puerta que cerrar y se acaba, sabes que puedes trabajar desde casa donde utilizar fines de semana y tiempos de descanso para sacar trabajo adelante es fácil, aunque acabemos entrando en una espiral peligrosa. Por eso la autodisciplina en los horarios debe ser básica.
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