miércoles, 21 de marzo de 2012

Mete el cambio, no los frenos

Me encanta viajar en carretera, disfruto mucho el manejar mi vehículo mientras aprecio el paisaje y escucho mi música o mis libros favoritos en la radio. Puedo estar detrás del volante por horas en caso de ser necesario.
Hace algunos meses, mientras recorría un camino sinuoso en la sierra de Chihuahua, me encontré con una curva muy cerrada que ameritaba bajar la velocidad, lamentablemente no lo hice como debía y la tomé muy rápido, lo cual se complicó debido a que venían carros en contrasentido y me encontré con grava en el pavimento. En ese momento tenía que tomar una decisión inmediata para no salir del asfalto y perderme en el voladero. Te pido que pienses por un momento, ¿qué harías tu en mi situación? Un conductor sin experiencia podría cometer el error de pisar los frenos buscando salvarse, sin embargo, eso sería catastrófico, debido a que al amarrarse las llantas éstas derraparían y el accidente sería inevitable. Lo que hice inmediatamente fue meter el cambio, pero hacia abajo, lo que se conoce como frenar con motor, de manera que éste y las llantas reaccionaron dándome la tracción necesaria para salir sin problemas de esa situación tan peligrosa.

Hace algunas semanas, un muy buen amigo mío, que es un gran empresario vivió una situación similar pero en su vida personal, te puedo decir que yo siempre lo he admirado, puedo considerarlo sin temor a equivocarme que es el mejor vendedor que he conocido, es tenaz en perseguir sus metas y tiene una visión particular para los negocios. Lamentablemente desde hace poco más de un año, su negocio se encontraba en picada, principalmente por la situación de inseguridad que se vive en el país.

Con toda la presión de ver su empresa tambalearse, mi amigo dedicó todo su sudor, sangre y lágrimas para rescatarla, trabajaba haciendo esfuerzos sobrehumanos buscando su objetivo, sin embargo, lo inevitable llegó, enfermó gravemente lo que parecía una infección en la garganta, la cual tras semanas se agravó y lo llevó al hospital, ahí nos enteramos que lo que realmente tenía era leucemia y dos derrames en el cerebro por la falta de coagulación en su sangre.

No quiero plasmarte en estas líneas el cuadro tan trágico de dolor y sufrimiento que vi, pero me basta comentarte amigo lector, que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Afortunadamente ha evolucionado de maravilla, después de días en terapia intensiva y tratamientos con quimioterapia, está cada vez mejor y confío en que pronto lo tendremos de regreso en casa.

Esta triste experiencia nos invita a la reflexión, ¿Qué prioridades tenemos en la vida? ¿Pasamos tiempo con las personas que queremos? ¿Vale la pena el esfuerzo que hacemos día a día en nuestras empresas? ¿Cuándo fue la última vez que disfrutamos una tarde con las personas que amamos?

Ten la seguridad de que mi amigo en el hospital no se arrepintió ni un momento pensando: debí haber pasado más tiempo en la oficina, hubiera vendido más contratos, hubiera tenido más juntas, hubiera….
Su única preocupación después de la enfermedad es pasar tiempo de calidad con su familia, disfrutar como crecen sus hijos y convertirse en el buen padre que debió haber sido hace mucho tiempo.

Estoy convencido de que si queremos alcanzar el éxito, no solo el éxito económico, sino un éxito verdadero en todos los sentidos, debemos de tener un equilibrio completo en la vida, debemos aprender a tener nuestras prioridades en orden y dedicar tiempo de calidad para cada aspecto de nuestra existencia.

El frenar con motor no quiere decir bajar la velocidad, es cambiar nuestra perspectiva a una más global, es entender que debemos alcanzar nuestras metas no solo en lo económico, sino también en lo familiar, en lo físico, en lo intelectual, en lo social y en lo espiritual.

Si quieres tomar la curva con la inercia que traes hoy en día, no metas el freno, mete el cambio y busca el equilibrio en tu vida y estoy seguro que tú, tus hijos y las personas que te rodean sabrán valorarlo.

De igual manera pienso que aquellas empresas que buscan que sus empleados tengan un equilibrio en sus vidas y les dan el tiempo para hacerlo, tienen colaboradores más felices, más comprometidos y más exitosos.

Deseo que así como yo disfruto la carretera, a pesar de los peligros que he encontrado en el camino, tu puedas disfrutar tu vida, con el equilibrio necesario para ser feliz en todos los sentidos.

 

Un artículo de Jesús Valdemar

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