viernes, 17 de enero de 2014

Propósitos de año nuevo, ¿en serio?

En estas fechas mucha gente habla de los propósitos de año nuevo: cómo conseguirlos sin esfuerzo, cómo tener éxito en tiempo récord, “10 trucos esenciales” y esas cosas. Yo también quiero aportar mi granito de arena: olvídate de ellos.

Aquí yo sólo te puedo hablar de mi experiencia personal: todo lo grande y pequeño que he conseguido a título personal y profesional a lo largo de mi carrera, nunca salió de un “propósito de año nuevo”. Sino de retos, hábitos o proyectos que me propuse el 11 de mayo, el 23 de agosto o el 19 de noviembre.

No digo con esto que vea estas resoluciones como algo malo. Son geniales… si te las tomas en serio, si estás preparado para ello, si sabes hacerlo.

Para mí hay tres grandes problemas con estos propósitos o resoluciones:

Primer problema


¿Lo quieres de verdad? (no, en serio).

Mucha gente empieza con ellos sin tener la suficiente convicción. En otras palabras: en el fondo no lo quiere. Por eso al primer envite flaquea o directamente lo deja.

Y es que tendemos a confundir “deseos” con objetivos y metas. Y aunque muchos objetivos empiezan como deseos, son dos cosas distintas. En los deseos se piensa de vez en cuando, y tal vez se suspira por ellos. Mientras que por los objetivos y metas “mueres”. Son cosas que de verdad QUIERES. Desde dentro.

Y si es así, no necesitas esperar a una fecha concreta para encontrar motivos. Por los objetivos y metas (un reto, un hábito, un proyecto) se pelea a cualquier hora en cualquier momento del año. Los deseos, en cambio, se formulan mientras se comen las uvas: «este año…»

Creo que es bueno tener deseos. Y creo que es bueno tener objetivos y metas. Pero cada uno en su sitio. Si te mueves sólo por deseos, la resolución de año nuevo no durará ni quince días.

Segundo problema


No hay que querer, hay que empezar.

La persona cree que con haberlo decidido, con haberse motivado con cuatro frases en Twitter, o con una conversación frente al espejo, ya se ha puesto en marcha. Ni de coña. Has dado medio paso, pero nada más. Es como esa gente que compra mi libro, lo pone en la estantería y creen que ya han hecho algo por su productividad (!).

Estamos capacitados para construir un hábito, alcanzar un reto o culminar un proyecto. Pero hay que ser conscientes de todo el camino. Empezar estando dispuestos a terminar.

Y es que los humanos somos muy buenos empezando las cosas pero no tan buenos terminándolas. La pregunta no es si quieres empezar ese hábito, reto o proyecto, sino empezarlo y acabarlo. Y empezar y acabar implica dudas, tropiezos, caídas, esfuerzo. En mayor o menor medida, pero seguro que gratis no sale.

Tercer problema


No sabemos cómo hacerlo.

Tienes un punto de salida y otro de destino. El camino puede ser largo y complejo. Y desde luego estás capacitado para llegar. Pero ¿tienes un mapa? ¿Conoces el rumbo? Lanzarte a la carretera a correr sin más, por mucho que lo quieras, puede no ser suficiente.

Estamos más capacitados de lo que creemos para ese hábito, reto o proyecto. Pero no se puede construir, alcanzar o culminar de forma chapucera. Necesitamos rutinas y disciplina. También planificación. También método. También decir “no” a otras cosas”. También evaluar y medir. Y tambiénotros ingredientes.

Y dicho todo esto, te digo: si de verdad-de verdad-de verdad lo quieres, si estás dispuesto a recorrer todo el difícil camino de principio a fin, y si cuentas con un plan, disciplina y método, ¡a por ello! Ni lo dudes. Porque sólo haciendo cosas nuevas se consiguen cosas mejores.

— Berto Pena

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