Trabajar desde casa es una gran ventaja visto desde fuera. No tienes que desplazarte al trabajo, lo que en una gran ciudad esto puede suponer unas dos horas de tiempo ganado. No tienes que aguantar a jefes o compañeros pesados y eres libre de trabajar en los horarios que más te interesen. Es fácil conciliar vida personal y laboral. Pero esa es solo la cara bonita, porque hoy vamos a ver 9 razones por las que trabajar desde casa apesta.
Y aquí hablamos de trabajar desde casa de forma habitual, cada día durante un largo periodo de tiempo, ya sea como autónomos o dentro de una gran organización. Porque lo mejor de trabajar desde casa es tener la opción de hacerlo, es decir, poder utilizar este recurso cuando se ha complicado el día por un problema logístico en casa, un inconveniente familiar, etc.
1. Estás desconectado del resto de la empresa
No tenemos que aguantar al compañero pesado, del jefe no nos libraremos, pero tampoco tendremos una conexión emocional con el resto del equipo. No vamos a ir al afterwork, en la cena de empresa no vamos a entender la mitad de las bromas, etc. Es necesaria una pequeña conexión emocional con el equipo para ser más productivos.
Pero también nos va costar más entrar en la filosofía de empresa. Alinearnos con las políticas corporativas será más sencillo si estamos cada día compartiendo trinchera con nuestros compañeros. Esta es una de las razones por las que multinacionales como IBM han dado marcha atrás en su fomento del teletrabajo, al menos en el área de Estados Unidos. Trabajo flexible si, pero integrado en un equipo dinámico y sin peder la capacidad de colaboración
2. Acabas trabajando a unos horarios rarísimos
Como no tengo que desplazarme al trabajo acabas adoptando unos horarios muy raros. O madrugas mucho para tener resuelto una parte importante del día cuando el resto de la familia comienza a levantarse o trabajas muy tarde cuando todos ya están durmiendo. Especialmente si no tienes opción de aislarte en casa.
Además para optimizar tu tiempo, vas a comprar a media mañana, cuando sabes que el supermercado está casi vacío, haces lo mismo para ir al gimnasio o para evitar aglomeraciones si tienes que hacer cualquier gestión. Está bien, pero esto supone que estás conectado muchas más horas, porque durante todo este tiempo tienes que relacionarte y atender a compañeros, clientes, etc.
3. Te encargas de solucionar cualquier problema familiar o del hogar
Si surge un inconveniente en el hogar o familiar ya sabes que te vas a ocupar de ello. Al fin y al cabo eres el que puede ajustar sus horarios. Eso en el mejor de los casos, para otros simplemente no trabajas y te quedas en casa viendo series.
Es un mal que sufren muchos autónomos, con los que se comparte la facilidad para conciliar, pero agravado por el hecho de tener que trabajar en casa, te convierte en amo/a de casa y tiempo libre para todo el mundo. No sirve decirle a tu suegra que no la puedes llevar al médico porque tienes una cita con un cliente. Se cambia y punto.
4. Trabajar en pijama está bien, pero no ayuda a tu productividad
Te levantas de la cama. Te duchas, preparas un café y al lío. La disciplina necesaria para no acabar todos los días trabajando en pijama hay que imponérsela desde el principio. Porque resulta cómodo, pero no ayuda en nada a mejorar la productividad.
Conozco algunos casos extremos de trabajadores que se imponían una disciplina férrea. Seguían los mismos ritos que si fueran a trabajar, tomaban café en el bar y luego regresaban a casa para empezar. Incluso obligaban al resto de miembros de la familia a llamarles por teléfono en lugar de entrar a la habitación donde trabajan. De esta forma se evitaban muchas interrupciones innecesarias.
6. No existe mucha regulación y las empresas abusan de ello
A la hora de establecer las condiciones para trabajar en casa muchas empresas se aprovechan de su posición de fortaleza y trasladan todas las cargas al empleado. No existe apenas regulación. Esto hace que en muchos casos se acabe por abusar, haciendo que corran con todos los gastos sin la debida remuneración.
Trabajas con tu portátil, tu teléfono móvil o tu pagas la línea de Internet. Y además de eso consumes electricidad en tu casa, tienes que pagar más horas de climatización, etc. El gasto de trabajar en casa en lugar de hacerlo fuera muchas veces no compensa. Cierto que igualmente vas a tener contratado el acceso a Internet, pero igualmente debe la empresa correr con los gastos o facilitarte una linea adicional.
7. Tienes menos posibilidades de ascenso
Cuando estás en una empresa y trabajas desde casa puede que hagas muy bien tus tareas, pero a la hora de optar a un ascenso simplemente no serás tenido en cuenta. Cuando aparecen los nombres para cubrir una vacante, trabajar desde casa será un hándicap.
8. La deducción de gastos es ridícula
Lo hemos visto con la nueva ley de autónomos. La deducción de los gastos por trabajar en casa es simplemente ridícula. Sale más rentable contratar un puesto en un coworking que quedarse en casa. Si quieres trabajar en casa hay que pensarlo bien al declarar el porcentaje afecto de la vivienda a la actividad económica.
9. Si no tienes una habitación para trabajar todos invadirán tu espacio
Porque como además no tengas una habitación destinada para trabajar, solo para ti, asume que tu espacio será invadido. Especialmente si has tenido la mala idea de colocar tu mesa en un espacio común, que suelen ser los que tienen más espacio. Mala idea.
Un hueco en la mesa es perfecto para que otros miembros de la familia dejen sus trastos, el gato se acurruque, etc. Pero no es solo eso, sino que la invasión de espacio supone también una interrupción constante, que te hace perder la concentración, tener que levantarte, deseperarte en ocasiones.
Cuando el teletrabajo se hace de forma constante y de forma regular, ya sea por una elección o muchas veces por una obligación puede convertirse en una tortura. Especialmente si no tenemos los hábitos adecuados. También tiene sus cosas positivas, pero muchas veces no llegamos a sacarles todo el partido necesario.
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