Siempre hemos escuchado que no es bueno engañarse a uno mismo… o tal
vez sí. Porque hay determinados momentos en el trabajo en los que la
mente está en nuestra contra y nos inmoviliza en forma de bloqueo productivo. Sin embargo, hay unas cuantas fórmulas para esquivarla y terminar las tareas.
La gran mayoría de los bloqueos productivos que padeces son ficticios.
Es tu mente la que, actuando como una “sucia mentirosa”, tiende a magnificar y distorsionar el trabajo
o la tarea que tienes delante. Esgrime toda una batería de argumentos
en contra, o bien uno solo tan apabullante que lo único que te hace
hacer es darle vueltas a las cosas en lugar de hacerlas. Si no, fíjate
por ejemplo en estos dos clásicos casos:
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