Placer absoluto. Extremo deleite. Vocación… Es tal la sensación de plenitud y gozo extático que no deseas que se acabe nunca… Cuando, de pronto…
[Meck-meck-meck-meck]
A ver si un día de estos me acuerdo de cambiar el tono del despertador… -piensas mientras percibes cómo poco a poco se va disipando ese estado de gracia.
Un poquito más por favor, sólo un ratito más… -le suplicas a tu conciencia mientras compruebas la hora en el reloj. ¡Aún es tan temprano…!
Pero no: hace tiempo que te comprometiste a irte a la cama cuando sonara el despertador. Descansar es tanto o más importante que desempeñar la misión que te corresponde en el mundo: la labor que tanto te apasiona y que, si por ti fuera, continuarías desarrollando hasta la extenuación.
Haciendo de tripas corazón, sacas el pijama del cajón y colocas en su lugar, perezosamente pero con un cuidado exquisito, tu talento. Buenas noches, que descanses bien –le dices desde el fondo de tu corazón, con todo el cariño del mundo-. No te vayas nunca, por favor. Aún nos queda tanto por hacer, tantas personas a las que servir, tantos aprendizajes por adquirir…
Te enfundas el pijama y, aunque tu cabeza es todavía un hervidero de ideas y proyectos, mucho antes de que te percates, tus párpados comienzan a cerrarse por sí solos. ¿Cómo es posible que haya tanta gente que no sepa a qué dedicarse? ¿Cómo sería mi vida si tuviera que trabajar en algo que no me entusiasmase…? -recuerdas haber pensado justo antes de que el sueño te venciese…
CÓMO DESCUBRIR TU PASIÓN
Al igual que la o el protagonista de esta historia, todo en este universo tiene un sentido. Todo. Y tú, como pequeña parte del cosmos no podrías no tenerlo. Todo y todos estamos aquí por algo. Todas y todos tenemos una misión en esta vida: un propósito. Y es nuestra responsabilidad, quizás la única, encontrarlo y vivir en consonancia con él.
¿Es posible que tú, precisamente tú y sólo tú, de entre todos los elementos que componen el universo hubieras venido al mundo carente de una misión que emprender en la vida…?
Si sospechas que la contestación podría ser sí, deja de leer. Y, durante unos instantes, dedícate a reflexionar con honestidad sobre si la respuesta no será más bien que, efectivamente, en lo más profundo de tu ser, intuyes que sí que existe algo a lo que verdaderamente deseas dedicarte, pero que quizás aún no has encontrado.
CÓMO SABER A QUÉ DEDICARTE
¿TE GUSTARÍA NO TENER QUE VOLVER A TRABAJAR EN TU VIDA?
Un estudio realizado por Adecco en el año 2011 nos reveló el escalofriante dato de que casi la mitad de los españoles cambiaría de profesión si pudiera volver atrás en el tiempo. En un país en el que el deporte nacional es quejarse del jefe y del trabajo que realizamos, a nosotros, a pesar de su alarmante magnitud, estas cifras aún se nos antojan muy cortas. Pero, sea como sea, lo cierto es que hay muchísimas personas que no están conformes con su vida profesional.
Por ello nos gustaría ofrecer a todas estas personas (y a ti también, si este fuera tu caso) una serie de ideas para que nunca más tuvieran que volver a trabajar. Porque ese es el estado de gracia que alcanzan las personas que verdaderamente desarrollan su labor en aquello que aman.
Ideas, claves prácticas y ejercicios concretos cuya única finalidad es que encuentres aquello a lo que verdaderamente quieres dedicarte. Todo ello condensado en los dos vídeos que hoy compartimos contigo, y que son un extracto del sistema que explicamos con mayor profundidad en Vivir Sin Jefe, un seminario en el que compartimos el sistema probado para alcanzar el éxito en tu proyecto. Consulta la oferta actual y la próxima convocatoria aquí.
Lo único que te pedimos es que te reserves dos horas para descubrir tu verdadero talento. Si te quedas con nosotros, además, descubrirás…
… que cada persona tiene un propósito.
… que, en realidad, existe un proyecto aún más grande que tú.
… que no vivir de tu talento es la mayor autoestafa a la que puedes someterte.
… que dedicarte a tu misión puede ser un juego. Y que…
… el premio gordo de encontrar tu talento y ponerlo al servicio de los demás está en el propio acto de hacerlo y no en el resultado.
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