jueves, 6 de septiembre de 2018

Influencers: ¿un negocio del ego?

El mundo de la publicidad ha ido variando mucho con el paso de los años y poco tienen que ver los clásicos anuncios en los que se describían al dedillo las bondades de un producto con las campañas publicitarias de la actualidad. Y es que hoy en día se está apostando por otras alternativas como trabajar con influencers, una nueva profesión que desde sus inicios ha dado mucho de qué hablar. A continuación definimos qué es un influencer, los tipos que hay, a qué se dedican y la controversia que generan.


¿Qué es un influencer?

¿Qué hay que tener para convertirse en influencer? Básicamente, deben inspirar credibilidad sobre un determinado tema, ya sea la moda, el deporte o la alimentación. De esta forma, pueden posicionarse como figuras influyentes y referentes para muchas personas, con las que deben saber cómo comunicarse.
Gracias a este prestigio y a la reputación que van forjándose en el ámbito digital, muchas empresas acaban interesándose en ellos y les convierten en prescriptores de su marca para que la promocionen entre sus seguidores. Y no es de extrañar, ya que para el 67 % de los usuarios, los influencers mejoran la percepción de una marca, según el 'Estudio de Content & Native Advertising' de IAB Spain y nPeople.

Tipos de influencers

No todos los influencers tienen por qué encajar con una marca en concreto. La clave está en encontrar el adecuado, el que mejor represente los valores de esa marca. En este sentido, existen varios tipos de influencers:
  • Según temática
Uno de los parámetros por los que clasificarles es el tema en el que están especializados o con el que más se identifican. Esto hace que algunos de ellos promocionen determinados productos relacionados con ese ámbito de especialización. Son fashion influencers (dedicados al sector de la moda, las tendencias y la belleza), foodies(enfocados al mundo de la cocina, las recetas y la restauración), fitness (especializados en el deporte y en hábitos para llevar una vida sana), gamers (expertos en videojuegos) y entretenimiento (producen contenido más genérico destinado a divertir y distraer a su comunidad).
  • Según soporte
El medio en el que cuelgan sus contenidos e interactúan con la audiencia también resulta relevante al clasificarlos. Así, hay influencers vloggers (personas con un vídeo blog) que se mueven como pez en el agua en plataformas de vídeo como YouTube, pero también los hay instagramers y más especializados en Facebook. Y, por supuesto, muchos de ellos combinan distintas plataformas y redes sociales, pues están presentes en varias de ellas.
  • Según alcance
El número de seguidores también influye en las tipologías de influencers, al igual que hacen variar su caché para las marcas. Según datos del semanario estadounidense de publicidad AdWeek, los tipos van desde el microinfluencer (5.000 a 25.000 seguidores) y el pequeño (25.000 a 100.000), hasta el medio (100.000 a 250.000), el grande (250.000 a 1 millón), el mega (1 a 7 millones) y la celebrity (más de 7 millones de seguidores).

¿Qué hacen los influencers?

Los influencers pueden llegar a ganar mucho dinero con su actividad. Pero ¿a qué se dedican exactamente? ¿Para qué los requieren las marcas?
Por un lado, su función puede ser promocionar el lanzamiento de un nuevo producto o servicio, pero también de una nueva marca, convirtiéndose en la imagen de la misma. Por otro lado, la unión del influencer con la marca puede ser más pasajera y estar ligada a una acción publicitaria concreta. Por último, muchos que se dedican sobre todo a promocionar eventos, dándolos a conocer antes y formando parte de ellos.

La polémica está servida

El youtuber ElRubius, Dulceida, Patry Jordán... son solo algunos de los influencers españoles más populares. Todos ellos están en nuestro día a día y cada vez estamos más acostumbrados a este concepto. Sin embargo, todavía es una profesión que genera mucha controversia.
Por un lado, las ganancias de este sector despiertan cierto recelo. De hecho, el 71 % de los profesionales digitales considera que los cachés de los influencers deberían ser objeto de regulación, según el 'Estudio de Content & Native Advertising'.
Además, no todos los influencers son capaces de asimilar y gestionar la fama y han acabado cayendo en problemas como ansiedad o depresión, una situación similar a la de los niños youtubers, que desde edades muy tempranas se convierten en figuras públicas.
En definitiva, la profesión del influencer aún tiene luces y sombras, pero actualmente no podríamos concebir el mundo digital sin ella.

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