Según un estudio, el 47% de los jóvenes de entre 18 y 24 años asegura que consume más de lo que le hubiera gustado debido a las redes sociales. Pero los padres también pecan en esta espiral de consumismo y, en consecuencia, acaban relegando el ahorro financiero a una posición secundaria…
Hubo una época en que la gente hacía una lista de la compra, analizaba las distintas alternativas en el mercado -consultando para ello la prensa o a expertos en la materia- y, finalmente, procedía a hacerse con un producto determinado. Hablamos en pasado, porque en la era de las redes sociales, los influencers y los comentarios online todo eso es historia.
No en vano, uno de cada tres españoles afirma que las redes sociales influyen en sus decisiones de compra, según el último Informe de Pagos de Consumidores realizado por Intrum.
Una tendencia que es especialmente reseñable entre las nuevas generaciones: el 47% de los jóvenes de entre 18 y 24 años asegura que consume más de lo que le hubiera gustado debido a las redes sociales. El porcentaje se reduce al 20% cuando hablamos de mayores de 50 años, una cifra que se sitúa 15 puntos por debajo del promedio europeo en este segmento de edad (35%).
Eso sí, los padres son otro target a tener en cuenta. Según revela este estudio realizado a más de 24.101 consumidores de 24 países, el 21% acaba comprando ropa de marca a sus hijos como consecuencia de la presión que sufren por las redes sociales. Tan solo el 8% de los progenitores es ajeno a esta situación y opta por comprar a sus hijos lo que necesitan o consideran conveniente.
Con todo ello, nos vemos abocados a una espiral de consumismo sin igual. Según los expertos, las múltiples opciones de pago que existen en la actualidad hacen aún más propenso el endeudamiento poco sólido a largo plazo, especialmente con una sociedad en la que el consumo está a la orden del día. Prueba de ello es que casi se destina la misma cantidad de ahorros mensuales a consumo (18%) que a la jubilación (20%).
Esta distribución de los ahorros significa que, a pesar de que el 63% de los ciudadanos encuestados ahorra a final de mes, el 33% no puede hacer frente a un gasto imprevisto de menos de 1.000 euros sin pedir dinero prestado.
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