En mis últimos artículos en esta tribuna he mostrado un perfil marcadamente liberal en la defensa de mis propuestas de cómo tendría que ser el estilo empresarial, las prestaciones sociales que le rodean y demás consideraciones que he realizado, de ello se han generado importantes e interesantes comentarios y si bien ya tenía pensado tratar sobre el tema después de ver el cariz de algún comentario que se ha vertido creo que es momento de tratarlo hoy.
Defender al empresario, defender al emprendedor, defender al autónomo como yo lo hago no significa defender a la elite empresarial, se trata de defender a toda aquella persona sea de la condición que sea y provenga de donde provenga luche por conseguir su sueño, luche por crear su negocio, luche por depender de él cada día, ¡ese es el autentico espíritu empresarial!, el ganador no es solo aquel empresario que un buen día heredo o consiguió por el motivo que sea una compañía multimillonaria, el ganador, la persona de éxito es aquella que puede levantarse día a día en busca de su sueño, construyéndolo, persiguiéndolo, adorándolo y la falta de esa mentalidad es lo que yo critico.
Cuan criticable es aquel personaje que se levanta cada día de mala gana para ir a fichar a su trabajo esperando que pasen las horas y regresar a casa y cuanto daño hace ese a la competitividad y productividad de nuestro país y cuan admirable es aquel profesional o pequeño empresario que sea quien sea y a pesar de todas las dificultades que tenga o que se encuentre avance cada día, se levante cada día para crecer un poco más, para ser un poco mejor, para ser un poco más libre, para sentirse orgulloso de lo que hace.
La de este empresario o autónomo es del que hablo, de este que ya sea obrero, electricista, pintor, medico, abogado o diseñador por poner solo unos ejemplos, este profesional que pertenezca al sector que sea luche por lograr el éxito, por conseguir su éxito, y su éxito no se medirá solo en el dinero que logra conseguir, este éxito se medirá en la satisfacción por la obra construida.
Este es el modelo de éxito del que hablo, del que los empresarios y autónomos nos hemos de sentir orgullosos y nadie, nadie sea por el motivo que sea, incluso por el motivo de sus propias frustraciones por ser incapaces de conseguir sus sueños tiene que limitarnos nuestro derecho a disfrutarlo, a nuestro derecho de librarnos del sentimiento de culpa por haber conseguido nuestro éxito, de nuestro orgullo de ser mejores, a los otros siempre les quedara el “éxito” de su mentalidad subsidiada que quisieran aprovecharse de los esfuerzos y riesgo de los que han perseguido su sueño.
En Pymes y autónomos
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