Muchos de nosotros ya tenemos el proyecto, la idea clara y las ganas para empezar a emprender. Será el momento clave de nuestra vida. Pero no sé porqué, vamos demorando la decisión y al final podemos recordar en meses y años el momento que queríamos tomar la decisión y que por una serie de razones no pudo ser.
Esto es común en la mayoría de los emprendedores potenciales que para mí somos todos (algunos no se lo creen pero es tarea educativa el concienciarlos). Es como ver la foto de este artículo y predecir que va a llover. Un emprendedor que está listo siempre dirá que va a hacer sol. ¿Y cuándo es el momento? Suele ser un momento de claridad mental e intelectual, o dicho de otro modo, de tener el plan del proyecto claro y madurado. Pero también es necesario un estado personal emocional fuerte. De disponer un exceso de energía positiva que contagia a nuestros más queridos colaboradores y familiares. De gozar en libertad y capacidad de decisión, de asumir retos y dificultades que potencian el liderazgo personal. Se transmite seguridad, autoestima e ilusión que transforma cualquier reto en oportunidad, en posibilidad. Se trata de convertir las nubes de nuestra foto en figuras de ángeles que nos van a apoyar. Todo lo demás viene rodado.
Nos podremos equivocar en decisiones del proyecto como el precio, el proveedor, o el target de clientes. Pero acertaremos siempre en una decisión que marca un estilo de vida, una forma de interpretar el desarrollo personal y profesional que no tiene parangón. Y puede que no triunfemos con nuestro primer proyecto pero lo volveremos a intentar hasta triunfar. El emprendedor al final la consigue y mientras ha durado “su juego”, ha vivido mejor que los que trabajan por cuenta ajena.
Hoy, es tu gran día para decidir emprender tu propio proyecto.
Un artículo de Oscar Sanchez
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