Una interpretación frecuente de la felicidad es aquella que se hace en términos de emociones positivas y optimismo. Existe una imagen mental generalizada de que la felicidad depende de lo presente que esté el placer y lo ausente que estén las emociones negativas. Pero este es solo un modelo y no funciona en todos los casos. Ir más allá y generar un proyecto de vida es la manera que encuentran muchas personas para ser felices.
La percepción del bienestar tiene más que ver con llevar una vida significativa, una vida con sentido y con un propósito real que con una vida placentera. Nuestra sociedad nos presenta un plan de felicidad muy asociado al consumo, a un poder adquisitivo que en muchos casos se consigue a través de un montón de horas en un trabajo no demasiado agradecido.
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